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De cómo familiares de líderes comunistas chinos usan paraísos fiscales del capitalismo

En las Islas Vírgenes Británicas se esconden vínculos entre grandes negocios y familiares de la élite política china

Por Alexa Olesen y Wen Yu, ICIJ

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Durante meses, Gu Kailai pasó angustiada por un secreto que amenazaba con trastocar su cómoda vida y detener el ascenso de su esposo hacia los puestos más altos del liderazgo político de China. Por eso, decidió tomar medidas.

En la habitación de un hotel en la megaciudad china de Chongqing, mezcló veneno para ratas y té en un pequeño recipiente mientras Neil Heywood, un asociado comercial británico, yacía borracho y aturdido en la cama.

Luego introdujo la mezcla, gota a gota, en la boca de Heywood.

El personal del hotel encontró el cuerpo dos días después.

Gu terminó confesando el crimen de 2011. Había sido empujada al homicidio, dijo, por las amenazas de Heywood de exponer un oscuro secreto: millones de dólares en bienes raíces mantenidos en una cuenta en el extranjero al otro lado del mundo.

Si Heywood revelaba que ella había usado una sociedad de las Islas Vírgenes Británicas para ocultar su titularidad de una villa en el sur de Francia, pensaba ella, el escándalo pondría en peligro el acceso de su esposo, Bo Xilai, al Comité Permanente del Politburó, un órgano de menos de 10 hombres que se encuentra en la cúspide del poder político de China.

Apenas unas dos semanas después del asesinato —en un mensaje antes desconocido—, de pronto cambió la estructura de titularidad de la sociedad de Gu en el extranjero. Sus acciones de la sociedad fueron traspasadas a otro socio comercial, quizá en un intento por encubrir aún más sus vínculos con la sociedad, o para facilitar el rápido accionar del socio de confianza conforme se dieran los hechos, según se desprende de un tesoro de documentos secretos.

Al final, nada podía ocultar los secretos de Gu. Su afán por el anonimato extraterritorial acabó en la muerte de Heywood, y ella y su esposo fueron a prisión. Además, el asunto añadió leña al fuego de viejas inquietudes sobre cómo la élite de China se refugia en paraísos fiscales para esconder su riqueza.

Los documentos filtrados que ofrecen detalles nuevos sobre los negocios de Gu en el extranjero también revelan una cantidad de información adicional sobre posesiones de las familias de otros poderosos de China en el extranjero.

Los documentos revelan que Xi Jinping, el “Presidente de Todo” en China (entre sus títulos se cuentan presidente, jefe y jefe militar del Partido Comunista), tiene un cuñado con empresas en paraísos fiscales. Los parientes de al menos siete otros hombres que han fungido en el Comité Permanente —incluidos dos miembros que actualmente ocupan un puesto con Xi— también cuentan con sociedades offshore, según los registros.

Uno de esos parientes es nieto político del fallecido Presidente Mao Zedong, el padre fundador de la República Popular de China.

Para nadie es un secreto que muchos hijos y nietos de los héroes de la revolución china han alcanzado el éxito en el mundo empresarial. China es la segunda economía más grande del mundo, y tiene cientos de multimillonarios. Sin embargo, el extremo hasta el cual algunas de las personas con más conexiones políticas del país han aprovechado las redes offshore para mantener ocultos sus bienes del público no se conoce muy bien. Además, la mecánica de sus actos es aún bastante incomprendida.

Los documentos fueron obtenidos por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación y el periódico alemán Süddeutsche Zeitung, y otros medios aliados. En los registros —más de 11 millones de documentos en total— se revela el funcionamiento interno de Mossack Fonseca, un bufete panameño especializado en construir laberintos de estructuras corporativas que se pueden usar para encubrir bienes.

Entre los clientes chinos de alto nivel del bufete se encuentra Deng Jiagui, cuñado del principal líder de China Xi Jinping, quien ha hecho de la lucha contra la corrupción el sello distintivo de su mandato. Deng Jiagui adquirió una empresa en el extranjero por medio de Mossack Fonseca en 2004, y dos más en 2009.

Las empresas se llaman Supreme Victory Enterprises Ltd, Best Effect Enterprises Ltd. y Wealth Ming International Ltd. No está claro para qué se utilizaban. Supreme Victory fue disuelta en 2007, y las otras dos estaban inactivas para cuando Xi se convirtió en jefe del Partido Comunista en 2012.

Otra clienta prominente es la hija de Li Peng, primer ministro de China desde 1987 hasta 1998. Li es conocido a nivel internacional por supervisar la sangrienta disolución militar de las protestas de 1989 en la Plaza de Tiananmén en favor de la democracia.

Su hija, Li Xiaolin, y el esposo de ella son dueños de Cofic Investments, una sociedad de las Islas Vírgenes Británicas constituida en 1994. En correo electrónico interno, los abogados de Li dicen que los fondos de la empresa provienen de la facilitación de exportaciones de equipo industrial de Europa a China. Los documentos indican que la titularidad fue encubierta por muchos años mediante el uso de acciones al portador, las cuales se registran sin nombre: quien las tiene en mano, es su dueño. Durante mucho tiempo, se han considerado un vehículo para la legitimación de capitales y otras infracciones, y han empezado a desapaercer gradualmente en todo el mundo, conforme se endurecen las regulaciones destinadas a parar el flujo de dinero sucio.

La nueva generación de la llamada nobleza roja parece haber aprendido sobre el mundo de negocios offshore a temprana edad. La nieta de Jia Qinglin, quien fue el miembro No. 4 del Comité Permanente hasta 2012, tiene activos en el extranjero. Jasmine Li Zidan llegó a ser propietaria de una sociedad offshore llamada Harvest Sun Trading Ltd. en 2010 —cuando estudiaba en la Universidad de Stanford.

Desde entonces, Jasmine Li ha construido un negocio sorprendentemente grande para alguien que apenas está en sus 20: sus dos entidades ficticias de las Islas Vírgenes Británicas se usaron para establecer dos empresas en Beijing, con un total de capital registrado de $300.000. Las dos sociedades de las Islas Vírgenes Británicas poseen las acciones de Li en las empresas de Beijing, por lo cual ella pudo mantener su apellido fuera de los documentos de registro público.

300 000
Mil dólares

Los cinco otros miembros actuales o anteriores del Comité Permanente cuyos familiares están ligados a negocios en el extranjero son:

Zhang Gaoli, miembro actual del Comité Permanente, tiene un yerno llamado Lee Shing Put, quien era accionista de las tres sociedades inscritas en las Islas Vírgenes Británicas: Zennon Capital Management, Sino Reliance Networks Corporation y Glory Top Investments Ltd.

Liu Yunshan, miembro actual del Politburó del Comité Permanente, tiene una nuera llamada Jia Liqing, quien era directora y accionista de Ultra Time Investments Ltd., una sociedad inscrita en las Islas Vírgenes Británicas en 2009.

Zeng Qinghong, vicepresidente de China de 2002 a 2007, tiene un hermano llamado Zeng Qinghuai, quien era director de una sociedad, China Cultural Exchange Association Ltd., la cual se constituyó primero en Niue y luego cambió su domicilio a Samoa en 2006.

El fallecido Hu Yaobang, quien fue jefe del Partido Comunista chino de 1982 a 1987, tiene un hijo llamado Hu Dehua, que era accionista, director y propietario beneficiario de Fortalent International Holdings Ltd., una sociedad constituida en las Islas Vírgenes Británicas en 2003. Hu Dehua registró la empresa usando su dirección residencial, la casa tradicional donde su padre vivió cuando era jefe del partido.

Mao Zedong, quien dirigió la China comunista desde 1949 hasta su muerte en 1976, tiene un nieto político que inscribió Keen Best International Limited en las Islas Vírgenes Británicas en 2011. Chen Dongsheng es jerarca de una compañía de seguros de vida y una casa de subastas de arte, y era el único director y accionista de Keen Best.

El comunismo encuentra al capitalismo

Los documentos filtrados ilustran cómo la élite política china usa el mundo de los negocios offshore para mantener la discreción de sus finanzas.

No todos los negocios offshore son ilícitos, aunque las sociedades inscritas en las IVB y otros lugares se pueden utilizar para oscurecer las relaciones financieras entre la élite política y personas acaudaladas, ocultar activos, evadir impuestos y permitir la compra anónima de acciones. Además, permiten que las personas de alto perfil establezcan un negocio en su país a nombre de la sociedad fantasma del extranjero sin que nadie sepa que es suya. Estas son solo algunas de las técnicas que engrasan las ruedas del capitalismo chino moderno con características comunistas.

De la mano de jóvenes príncipes con conexiones políticas, los clientes de Mossack Fonseca en China incluyen a los superricos, como Shen Guojun, quien fundó la cadena china de centros comercials Intime. Shen era accionista, junto con la estrella del kung fu Jackie Chan y otros, de una sociedad llamada Dragon Stream Limited, la cual fue inscrita en las Islas Vírgenes Británicas en 2008.

Otra multimillonaria, Kelly Zong Fuli, hija del magnate multimillonario de las bebidas Zong Qinghou, adquirió una empresa ficticia llamada Purple Mystery Investments con la ayuda de Mossack Fonseca en febrero de 2015. La correspondencia demuestra que el objeto de la empresa era “inversión en China”.

Shen Guojun, Jackie Chan y Kelly Zong Fuli no respondieron a las solicitudes de comentarios del ICIJ.

El bufete panameño —considerado uno de los cinco principales incorporadores de empresas offshore del mundo— estableció Mossack Fonseca Secretaries Limited en Hong Kong en agosto de 1989 y, en sus primeros días, operaba en una oficina en el Centro Kowloon de Tsim Sha Tsui, un bullicioso barrio de luces de neón conocido por sus museos y sitios de compras. Su primera oficina en la China continental se fundó en 2000. Hoy día, de acuerdo con su sitio web, cuenta con oficinas en ocho ciudades del continente: Shenzhen, Ningbo, Qingdao, Dalian, Shanghai, Hangzhou, Nanjing y Jinan.

Un análisis efectuado por el ICIJ a los documentos filtrados indica que, para fines de 2015, Mossack Fonseca cobraba honorarios por más de 16.300 sociedades offshore constituidas por medio de oficinas en Hong Kong y China. Esas sociedades representaban el 29 por ciento de las sociedades activas de Mossack Fonseca en todo el mundo, de modo que la Gran China era el principal mercado del bufete. Su oficina más ajetreada de Asia —y todo el planeta— es la de Hong Kong.

Las normas internacionales sobre lavado de dinero exigen que los intermediarios como Mossack Fonseca efectúen un escrutinio adicional a los funcionarios de gobierno y sus familias, con el fin de cerciorare de que su dinero no fuera acumulado en forma corrupta. Algunos clientes, como Shi Youzhen, la esposa de Zong Qinghou, magnate de Wahaha, estaban sujetos a una “debida diligencia reforzada”, la cual abarcaba un examen de los activos que ella mantenía en sociedades en el extranjero.

16 300
Sociedades offshore

Una examinación de los archivos arroja que el bufete también recibió a otros clientes chinos sin determinar si estaban emparentados con las principales figuras políticas.

Por ejemplo, los documentos demuestran que nadie del bufete reconoció ni identificó a Deng Jiagui como el cuñado de Xi Jinping cuando asistieron a Deng en la constitución de sociedades offshore en las Islas Vírgenes Británicas en 2004 y 2009.

También pareciera que, durante años, Mossack Fonseca no admitió o no se enteró del parentesco de Li Xiaolin, hija única del antiguo primer ministro chino Li Peng.

Mossack Fonseca no se opuso al uso de acciones al portador para controlar la sociedad de Li Xiaolin y su esposo, Cofic Investments, hasta 2009, cuando las Islas Vírgenes Británicas introdujeron normas más rigurosas contra la legitimación de capitales que prohibían su uso. Los documentos filtrados indican que el bufete no estudió los antecedentes de los verdaderos accionistas de la sociedad, ni siquiera cuando la estructura de propiedad se traspasó en 2010 de acciones al portador a otro arreglo sigiloso: una fundación en el pequeño principado centroeuropeo de Lichtenstein.

Para entonces, Li Xiaolin se había establecido en China como algo más que la hija de un afamado líder político. Había llegado a ser una alta ejecutiva del sector chino de energía —ganándose el apodo de “Reina de la Electricidad de China”— y era delegada de la Conferencia Consultiva Política del pueblo chino, órgano asesor de la asamblea legislativa de China.

En correos electrónicos se demuestra que Mossack Fonseca se enteró finalmente de que Li Xiaolin y su esposo eran los verdaderos dueños de Cofic Investments en 2014, en respuesta a una consulta de los entes reguladores financieros de las Islas Vírgenes Británicas.

A partir de los archivos, no queda claro a qué respondía la consulta pero, incluso en ese momento, parece que al menos algunos de los empleados del bufete no hicieron la conexión de que Li Xiaolin era protagonista en el mundo de la política y los negocios de China.

Charles-Andre Junod, abogado con oficina en Ginebra y uno de los directores de Cofic Investments, se abstuvo de comentar, pero dijo que siempre ha respetado las leyes pertinentes.

Li Xiaolin no respondió a repetidas solicitudes de comentarios.

En una carta al ICIJ, Mossack Fonseca afirmó que el bufete cuenta con “políticas y procedimientos debidamente establecidos” para identificar y manejar casos que involucren políticos o personas vinculadas a ellos. Dijo que la firma considera que este tipo de casos es de “alto riesgo”, y realiza verificaciones más intensas y seguimiento periódico. “Llevamos a cabo una debida diligencia profunda en todos los clientes nuevos y prospectivos, la cual suele ser más estricta que las reglas y normas existentes por las que nosotros y otros estamos obligados.”

Una empresa valorada en $1

Otra joven princesa que se coló entre el proceso de veto de Mossack Fonseca sin mucha atención fue Jasmine Li, nieta de un antiguo miembro del Comité Permanente. Li era estudiante de Stanford cuando se inició en el mundo de los negocios offshore.

En los documentos filtrados de Mossack Fonseca no hay pruebas de que el bufete haya obtenido una copia de su identificación fotográfica, aun cuando se suponía que ese era un procedimiento habitual. Si los empleados de Mossack Fonseca hubieran revisado con más cuidado, quizás habrían descubierto una relación financiera entre ella y otro de sus clientes, Zhang Yuping, presidente y fundador de Hengdeli, distribuidor chino de relojes de lujo.

Zhang era el único accionista de una empresa de las Islas Vírgenes Británicas llamada Harvest Sun Trading Limited.

En registros públicos se constata que Harvest Sun fue utilizada para comprar acciones de una empresa que cotiza en la bolsa de Hong Kong llamada China Strategic Holdings, en abril de 2010. Unos meses después, en agosto, Harvest Sun vendió algunas de las acciones, y luego descargó el resto de sus acciones en septiembre, de acuerdo con documentos presentados ante la Bolsa de Hong Kong.

En diciembre de 2010, los registros del bufete muestran que Zhang traspasó la titularidad de la empresa fantasma, ya totalmente vacía, a Jasmine Li, quien era estudiante en la Universidad de Stanford en ese momento, según su página de LinkedIn.

El precio de venta: $1.

Los registros de Mossack Fonseca señalan que Li también cuenta con otra empresa en las IVB llamada Xin Sheng Investments Limited. Li usó a Harvest Sun y Xin Sheng para establecer dos empresas de nombres parecidos en Beijing, con intereses en entretenimiento y bienes raíces. Las sociedades offshore hicieron las veces de escudos para proteger su identidad.

El abogado de Zhang, Victor Lee, confirmó vía correo electrónico que Harvest Sun fue traspasada de Zhang a Li en 2010. El abogado dijo que no había activos en Harvest Sun al momento del traspaso, y que Zhang consideraba que el traspaso era “razonable” porque la sociedad era “nada más una sociedad fantasma, sin activos.”

“Nuestra clienta no tenía relación con la señorita Li, quien fue presentada a nuestra clienta por socios comerciales”, escribió el abogado, sin dar más detalle. Dijo que el traspaso implicaba que Jasmine Li podría tener la sociedad “sin necesidad de establecer otra sociedad ficticia ella misma”.

Muchas veces los empresarios en China intentan congraciarse con los máximos mandatarios ayudando a sus cónyuges, hijos, nietos y otros familiares cercanos. La naturaleza de esos lazos simbióticos clandestinos se puso en evidencia durante el juicio de Gu Kailai y su esposo Bo Xilai, quien dependía muchísimo de un acaudalado potentado de la industria del plástico del lejano noreste de China llamado Xu Ming. Como observó Bo en su juicio por corrupción en agosto de 2013: “Xu Ming ha prestado grandes cantidades en asistencia económica a mi familia… Yo le he ayudado a ‘avanzar rápido’, y él me ayudó a cuidar de mi hijo.”

Los guantes blancos

Durante más de una década, Gu Kailai había logrado mantener secreta su participación en la sociedad offshore del Caribe, lo cual a la vez le permitió mantener encubierta su villa en el Mediterráneo.

Ella y su marido, Bo, reunían todos los ingredientes de una pareja poderosa en China.

Gu, hija de un antiguo general del Ejército Popular de Liberación, trabajaba como asistente de carnicería en la Revolución Cultural, pero llegó a ser una exitosa abogada.

Bo, hijo de uno de los poderosos “Ocho Inmortales” del Partido Comunista, dirigía la metrópolis de Chongqing y, en 2011, era candidato líder para el Comité Permanente del Politburo y, posiblemente, el próximo zar de la seguridad nacional.

Conforme crecía el estrellato de su esposo, Gu adquirió la villa de seis habitaciones en Canes, en la Riviera francesa. La residencia se compró en 2001 con fondos de Xu Ming. Xu burló los estrictos controles de capital de China al simular la compra de un taller de acero con el fin de transferir los $3,2 millones fuera del país.

La empresa que vendía el falso taller de acero obtuvo una pequeña parte de las ganancias y transfirió el resto a Russell Properties S.A., sociedad de las Islas Vírgenes Británicas de la cual eran codueños Gu y un socio comercial, el arquitecto francés Patrick Henri Devillers. Russell Properties S.A transfirió dinero a una sociedad en Francia, la cual compró la villa y la administraba.

En papel, nada ligaba a Russell Properties con Gu ni su poderoso marido.

Gu usó la Villa Fontaine St. Georges como inversión con la esperanza de que generara ingresos por alquiler. Ella luego atestiguó que ocultó su propiedad de la sociedad y la villa porque quería “minimizar” sus impuestos. Y dijo: “No quería que otros supieran que yo tenía activos en el extranjero.”

Ella buscó a Heywood , un amigo de la familia que exudaba brillo y misterio, para que administrara la villa. Heywood era famoso porque se paseaba por Beijing manejando un Jaguar con el número “007” en la placa. The Guardian reportó que se refería a Gu como una despiadada “emperatriz”.

Por ayudar a Gu, Heywood entró a formar parte de una industria de operaciones que servían de pantallas para los chinos adinerados que deseaban mantener en secreto sus activos en el extranjero. Estos apoderados —llamados “guantes blancos” en China— muchas veces mantienen la participación de los dueños reales en bienes raíces y otras inversiones.

Servir de guante blanco de la élite corporativa y del Partido es ahora un negocio muy lucrativo en China. Para Heywood, eso también resultaría fatal.

La develación

Mossack Fonseca “heredó” Russell Properties S.A. como parte de un lote de sociedades offshore que fueron traspasadas de otro representante autorizado a mediados de 2011.

En aquel momento, las acciones de la compañía eran mantenidas por IFG Trust e IFG Secretaries, apoderados ubicados en Jersey en las Islas del Canal. Los registros de directores y accionistas no mencionaban a Devillers ni a Gu, y no había ningún vínculo aparente con China.

Después, todo empezó a develarse.

Gu le había prometido a Heywood, quien estaba administrando la villa francesa, una parte de las ganancias de un negocio inmobiliario en Chongqing. Heywood creía que no le estaban dando una participación justa. A inicios de 2011, según el testimonio posterior de Gu, Heywood se acercó al hijo de ella, Bo Guagua, para presionarlo a que le pidiera dinero a su familia. Heywood amenazó con revelar que Gu era propietaria de la villa, declaró Gu.

De acuerdo con los informes del juicio, Gu y Heywood se reunieron el 13 de noviembre de 2011, en el hotel Lucky Holiday de Chongqing para hablar del conflicto. Cenaron, y luego fueron a tomar un trago a la habitación de Heywood. Él bebió media botella de whisky Royal Salute y vomitó antes de que Zhang Xiaojun, un asistente de la familia Bo, lo arrastrara hasta la cama. Heywood le pidió agua a Gu.

Ella mezcló veneno de ratas y té en un recipiente de salsa de soya y se lo dio a beber en sorbos. Gu esperó hasta que ya no pudo sentir el pulso de Heywood, y luego se fue a su habitación del hotel y se acostó.

Poco más de dos semanas después, según se deduce de los documentos filtrados, Mossack Fonseca ayudó a traspasar la titularidad de las acciones de Russell Properties S.A., la sociedad fantasma que controlaba la villa, de los apoderados de IFG a Patrick Henri Devillers, el arquitecto francés que había ayudado a Gu a establecer la sociedad en el año 2000.

Devillers usó la dirección del antiguo socio jurídico de Gu en Beijing para los trámites de traspaso. De acuerdo con los documentos del tribunal, Russell Properties Gu y Devillers inicialmente poseían 50/50 por medio de dos apoderados en las Islas del Canal.

No está claro por qué se hizo el traspaso tan pronto después del delito, ni por qué la participación de Gu se traspasó a Devillers. De hecho, parece extraño que Devillers escogiera poner la sociedad a su nombre verdadero y usara el antiguo domicilio social de Gu en los papeles, pues en esencia así dejó las huellas de ambos en la sociedad.

Esa movida eliminó a IFG como 'intermediaria'. El resultado fue que Devillers pudo establecer contacto directo con Mossack Fonseca, lo cual le dio mayor control inmediato de la empresa.

A inicios de 2012, Devillers aparecía con frecuencia en las noticias de China, Gran Bretaña, Francia, Australia y los Estados Unidos debido a sus conexiones con el juicio de Gu por homicidio y el escándalo de corrupción de Bo Xilai. No obstante, según lo archivos filtrados, durante varios meses a principios de 2012, Mossack Fonseca pareciera no haberse ni enterado del caso. Durante ese tiempo, Devillers envió un mensaje electrónico a Mossack Fonseca para solicitar que le permitieran traspasar Russell Properties a otro representante en el extranjero llamado Morgan & Morgan Trust.

Luego, el 7 de junio de 2012, el regulador de las Islas Vírgenes Británicas emprendió una investigación de Russell Properties S.A., pidiendo información a Mossack Fonseca sobre sus propietarios, directores y otros detalles. Cuatro días después, una funcionaria de cumplimiento de Mossack Fonseca alertó a sus colegas en un correo electrónico interno de que al parecer Devillers estaba ligado a una investigación en China.

El 12 y 13 de junio, Mossack Fonseca envió mensajes electrónicos directamente a Devillers, con notas cada vez más ansiosas que incluían enlaces a los reportajes sobre el escándalo Bo Xilai-Gu Kailai y su supuesta participación en el mismo. “Los artículos mencionaban a una persona con su nombre y nacionalidad”, escribió el bufete. “Le rogamos que nos aclare si la persona en cuestión y usted son la misma.” Pareciera que él no contestó.

En su respuesta a la autoridad de las Islas Vírgenes Británicas, el bufete declaró que un hombre llamado Patrick Henri Devillers era el único accionista y director de Russell Properties, y “nuestro último contacto respecto de esta empresa”. No mencionaba los aparentes vínculos de la empresa con el escándalo que se estaba descubriendo en China, aunque prometía examinar el tema más a fondo y ofrecer más información sobre Devillers y la empresa.

Casa a la venta

Devillers ahora vive en Camboya. Su testimonio se utilizó en los juicios de Gu y de Bo, aunque a él nunca se le acusó de un delito. No respondió a repetidas solicitudes del ICIJ para dar comentarios.

Bo está cumpliendo cadenda perpetua por soborno, desfalco y abuso de poder, aunque sostiene que algún día será reivindicado.

Gu fue sentenciada a muerte por el asesinato de Heywood. En diciembre de 2015, las autoridades chinas redujeron su castigo a cadena perpetua.

La sentencia del tribunal contra Bo ordenó que la villa fuera confiscada por el gobierno de China. Los medios estatales chinos reportaron en 2014 que estaba a la venta.

Precio sugerido: US$8,5 millones.

8 500 000
Millones de dólares